julio 20, 2009

Mi amigo Victor Hugo

Mi infancia transcurrió en el entorno de la Plaza Barros Luco, lugar de convergencia obligada de la mayoría de los muchachos del barrio, allí se practicaban las tradicionales bolitas, el trompo, pichangas, box, lucha, bicicleta, patines, béisbol, así como también ajedrez, damas, y, unas timbas de poker , veintiuna, crap, dominó, y, otras múltiples variantes, Esa conjunción experimental de juegos fue una verdadera escuela de la vida, porque se practicaban actividades recreativas como las mencionadas, pero, algunos estudiantes universitarios mayores que nosotros se paseaban leyendo, oteando como jotes al acecho a las muchachas que los observaban coquetonas con admiración y curiosidad, varios pololeos y posteriores matrimonios surgieron de esas jornadas de caminatas con un libro en la mano,

En esta vecindad , se juntaban lo más granado y variopinto de muchachos de El Llano , alumnos del Instituto Nacional, San Agustín, Miguel León Prado, San Bosco, Claretiano, Liceo 6, Scuola Italiana, como así mismo estudiantes de medicina, leyes, ingeniería, periodismo, que de pronto se incorporaban a esas pichangas de meta y ponga de los cabros chicos, ( nosotros), improvisando equipos y competencias con jóvenes de distintas edades .

No siempre pude participar en estas partidas, dado que mis papás me habían impuesto clases de piano y violín, razón por la cuál algunas veces pasaba frente a mis amigos del barrio vestido para la ocasión, léase una especie de overol corto con pechera , tipo tirolés, humita, esas corbatas cortas que usaban los abuelitos, y, por supuesto, mis consabidas patas flacas con calcetines a cuadritos y sandalias, cabe mencionar que en esa pinta llevaba en mi mano el violín estuchado, espectáculo que causaban la suspensión momentánea de las pichangas , y, el aplauso espontáneo de los contertulios, supongo que en estas burlas primigenias surgió mi natural insensibilidad a la vergüenza, hay que entender que se trataba de sobrevivir con esos trajes que mi madre me calzaba, o, morir sin gloria.

En ese conglomerado, se destacaba entre los muchachos del sector , mi amigo Victor Hugo, quién era un excelente deportista ,además de hombre goma, esto último por su capacidad de hacer proezas y contorsiones diversas, imposibles de explicitar, tal vez una que merece especial mención era la típicas araña de espalda, pero sin usar las manos, colocaba un pañuelo entre sus pies, y , así simplemente doblando la columna hacia atrás, recogía el adminículo con los dientes, Sería largo describir las suertes de doblajes y peripecias de despaletarse, saltar hacia adelante y atrás con las manos juntas, colocar las piernas en los hombros y caminar en una posición inimaginable, y, otras indescriptibles, mencionado de paso, que era por lejos el eterno ganador en toda suerte de carreras callejeras que se organizaban, tanto era así, que se le prohibió correr en ciertos eventos, una especie de persona non grata por sus capacidades de velocista, acumulando copas , copitas, cintas, medallas, que molestaba un poco a los organizadores, porque los candidatos a vencedores, practicaban muy seriamente en sus horas de entrenamiento, quedando relegados detrás de este portento natural, que sin ninguna entrenamiento , simplemente llegaba primero.

A eso de los catorce años empezamos a tocar la guitarra, demás está decir que muy pronto Victor Hugo sabía todas las canciones de la Nueva Ola , los Chalchaleros, Los Cuatro Cuartos , Boleros , Bosanova, Elvis Presley, Charles Asnavour, y, otras que improvisaba inventando unas posturas y digitaciones extraordinarias , siempre con armonías disonantes de excelente sonoridad, El advenimiento de Los Beattles fue un desafío especial, dada la riqueza y variedad del grupo, al poco tiempo acompañaba cualquier canción , pero, ese sonido especial de los muchachos de Liverpool, lo llevó a construirse una guitarra eléctrica , trabajo de artesanía excepcional, incluida la tecnología de trastes, clavijeros, capsulas, parlantes, diapasones, puentes, y, toda la parafernalia eléctrica de parlantes, amplificadores, potenciómetros y dispositivos que configuran el entorno electro-acústico guitarrero.

Durante un tiempo ensayamos como dúo de guitarras cubriendo un repertorio bastante amplio, tangos, cuecas, boleros, zambas, rock, valses peruanos, rusos, griegos, clásicos, circunstancia que nos llevó a tocar en el mismísimo Teatro Municipal de Santiago, mencionando que mi performance instrumental estaba focalizado en los acompañamientos como segunda guitarra, nada muy destacable, tal vez, lo más rescatable era nuestra interpretaciones a dos voces de algunas canciones conocidas de la época que ejecutábamos con bastante afinación.

Al ingresar a la universidad las actividades complementarias declinaron, tanto mi participación como cantor en el coro de Mario Baeza, instrumentista de guitarra y piano , fue desplazado por las innumerables horas de resolución de ejercicios de cálculo, álgebra, física, geometría, mecánica, electricidad, análisis de circuitos, antenas, quedando rezagado en el desarrollo musical, Paralelamente, Victor Hugo ya participaba en distintos conjuntos de la época, culminando como miembro de Los Tiempos de El Barroco, cuyo fundador Carlos Barrios, ( Villadiego), era un talentoso indiscutible como arreglador, compositor. En cierto sentido, tomamos caminos divergentes, él centrando la música como foco primordial con estudios universitarios relegados a segundo orden , mientras yo me centraba como estudiante de ingeniería a tiempo completo, y, en menor medida algunas actividades como músico.

El tiempo siguió su curso, y, siendo todavía estudiantes universitarios, vino el golpe militar, circunstancia que nos ocasionó múltiples inconvenientes por nuestra apariencia hippie, y, obviamente, el loco ambiente militarizado de las calles, y, sin proponérnoslo , nos dejamos de juntar, Finalmente, Victor Hugo debió salir del país, primero como juglar y viajero musical, aventurero obligado por el espacio planeta tierra , asentándose posteriormente en Suecia, país, dónde desempeñó variados oficios , artesano, modelo, y, por supuesto haciendo música simultánea con guitarra y armónica en conciertos callejeros, produciendo CDs propios, y, otras adaptaciones que lo asimilaron totalmente al entorno europeo, incluyendo nacionalidad sueca, señoras , parejas , convivientes, hijos, amigos, durante alrededor de treinta y ocho años. Sin perjuicio de esta consolidación geográfica, continuó con periplos y viajes por múltiples países, a modo de aventuras de caballero andante, circunstancias en que aprendió a sobrevivir de manera singular, sin horarios que cumplir, sin informes que entregar, sin jefes a quién reportar, amañándoselas para aprender y entenderse en siete idiomas .

Así pasaron los años, más o menos, ¿ treinta y ocho , cuarenta ?, porque no hay registros exactos sino más bien, recuerdos vagos que se enredan en la memoria, un pequeño retazo de nuestras historias, De pronto, el destino genera un encuentro casual, nos encontramos por azar, allí estábamos , el Músico-Ingeniero, más músico que ingeniero, y, el Ingeniero-Músico, más ingeniero que músico, como si nunca hubiéramos dejado de vernos, emocionante momento, dónde descubrimos que esos juegos de niños, esos sueños e incertidumbres infantiles, nos marcaron indeleblemente, independientemente del tiempo transcurrido, Lo simpático y divertido del asunto, es que esta bifurcación de focos en nuestros caminos, configura una conjunción especialísima, que hace que tengamos una afinidad casi perfecta, no tenemos áreas de competencias entre ambos, él ve en mí lo que pudo ser , y, yo veo en él lo que podría haber sido, esta complementareidad nos permite ser egocéntricos, perdona vidas, hablar de cualquier cosa, en que en gran medida, nos admiramos mutuamente, y nos perdonamos todos los errores del camino de la No-existencia , conjunción de Ying y Yang, metafísico, sin reparos.

Ahora más viejos debemos seguir nuestros derroteros de vida, sin embargo, la ubicuidad que ofrece la Internet, nos permite estar conectados virtualmente, e informados el uno del otro, y .así, entre las idas y venidas de mi amigo, nos amañamos para darnos espacios-tiempos para comer un chinito, tomarnos un vodka, y, conversar de esto y de aquello, de lo que no fuimos, de lo que somos, y, que tampoco seremos..