Responso a Oskar

SALMO 103 Dios es amor
Como la hierba son sus días, como la flor del campo, así florece; pasa por él un soplo, y ya no existe, ni el lugar dónde estuvo vuelve a conocerle.

He asistido a los funerales de Oskar, a quién realmente no conocí mayormente, sin embargo, la ceremonia religiosa, las palabras de despedida de su nieto y otra lectura de un amigo de aventuras de toda la vida, me emocionaron profundamente, motivación que me lleva a escribir unas palabras para él y sus familiares, En primer lugar, debo decir que la música de la misa, fue extraordinaria, y, lo digo en el sentido tácito, lejos de lo ordinario, tanto las interpretaciones del viejo J. S Bach como los aires de W.A Mozart, fueron delicadamente cantados, justeza, sensibilidad, afinación y cuadratura de acompañamientos perfecta.

Por otra parte, los curitas hicieron un homenaje emotivo, que no cabe duda, fluía como mantequilla en pan caliente, no fue necesario inventar, eludir, adornar, recrear nada, todo fue de una saludable espontaneidad, evidenciando que en este hijo de la tierra, los dones de la vida habían sido generosos con él, y, a la vez, como digno compañero de aventuras y desventuras de la misma, él había devuelto a sus semejantes con igual hidalguía.

En el árbol de la vida, los hijos y nietos son la continuidad de nuestras raíces, otorgando una proyección de nuestro propio ser anterior en el tiempo futuro, y, allí observe entre los deudos y descendientes de Oskar , esa presencia sencilla, honesta, llana, que supongo , él debe haber inculcado a todos los miembros de su estirpe, pero, no con ese sello característico de la progenie biológica, en que cada uno de ellos, luce con una especie de invariante tipológica, la nariz de tal forma, los labios de tal otra, y así , un conjunto de atributos que se transmiten de generación en generación, Hasta en eso fue justo nuestro difunto amigo, pués, la diversidad genética estaba allí, nadie se parecía demasiado a nadie, Lo interesante y único, resultaba que en esta variedad de personas, había un aura común, una fuerza tácita, una hermandad armónica e invisible, dónde todos se sienten acogidos, tal vez, sea lo que denominan la Gracia de Dios, que me pareció daba sustento a la familia y amigos, en ese momento transcendental.

Elocuente me resultó la solicitud de su amigo, solicitándole a Dios , que le esperara dónde fuere el paraíso, con papel, lápiz, pinceles, y, un traguito pícaro, haciendo ver que este Oskar, se entretenía con las raíces de los árboles, las piedras del monte, las conchitas de la playa, y, cualquier objeto, planta , o, animal con que se topara en la vida, frase que en mi opinión explicita la sabiduría de tan distinguido caballero. .

En un mundo convulsionado, dónde vivimos corriendo tras objetivos materiales que prometen la felicidad por doquier, resulta conmovedor, percibir que alguien ha sabido sobrevivir con valores químicamente puros, disfrutando de la existencia con sencillez, y justeza, ofreciendo una lección de vida no tan solo a su familia, sino trascendiendo a todos los ámbitos de nuestra generación, diciéndonos , la felicidad está ahí a la mano, y, es posible alcanzarla sin prolegómenos ni excusas,

Amigo Oskar, gracias por el legado de esperanza y amor que nos dejaste …